"La corrupción está mal cuando se cae en un corrupcionaje" (The Clinic)

Tulio Triviño, Conductor de 31 Minutos:

“La corrupción está mal cuando se cae en un corrupcionaje”

El conductor más creíble de la televisión chilena vive con su mamá en una mansión de chocolate y platino —copia exacta del templo votivo de Maipú—, juega golf y se pasea en un Mercedes Benz. Oriundo del humilde pueblo de Titirilquén, Tulio Triviño tiene su propia Fundación que ayuda a los conductores caídos en desgracia y sin talento. Luego de semanas de espera, por fin nos concede esta entrevista, en la que por primera vez se refiera a la censura, a los escándalos de corrupción y comenta la entrevista que le realizó al general Pinochet.

Por Lorena Penjean

¿Usted lee The Clinic?

Mira, me parece muy bien que exista un medio así. Eso sí, no me agradan sus chistes hirientes, como ése donde decían ballena a una importante hija de un importante animador y también me disgustan sus reportajes al opinar demasiado. Rescato las columnas de Enrique Symns y Pablo Azócar, las leo cuando voy al baño.

Usted proviene de una familia de origen humilde…

Los Triviño Tufillo somos una familia sencilla, no humilde. Y hemos tenido nuestra participación en la historia. Por ejemplo, don Estrafalario Tufillo fue el primer titirilquense que se tomó al seco una botella de pisco en la plaza de Titirilquén, cosa que ahora es una costumbre en la zona. Una tía mía, Putrefacta Triviño, fue la primera mujer gallina del país, y así podría seguir por horas nombrandote hazañas y próceres de la familia.

¿Visita a su familia en Titirilquén?

Los últimos 15 años han sido muy ajetreados y no he tenido tiempo de visitarlos, pero igual me mantengo al tanto de sus miserias y desgracias a través de la página www.titirilquendapena.com, la cual consulto una vez al año.

¿Realiza alguna actividad social?

Por supuesto, la Fundación Tulio Triviño Tufillo, que acoge a todos los conductores de televisión caídos en desgracia o sin talento, que son muchos.

Muchos hablan de la soledad del éxito...

Tengo muchos amigos, gracias a Dios. Con Juan Carlos Bodoque y Policarpo Avendaño formamos una hermosa familia televisiva. Yo he mantenido los pies en la tierra y a mi mansión de chocolate con terminaciones de platino, réplica exacta del Templo Votivo de Maipú, sólo pueden entrar personas que me alaban mucho o son famosas por algo. No me creo el cuento.

La gente del medio televisivo se queja por que les inventan cosas. ¿De usted se dicen mentiras?

Muchas, muchas, que soy ególatra, vanidoso, y que una vez ningunié a un mozo del Leturia, el bar donde vamos con Bodoque y Juanín. Una vez apareció una foto mía carreteando con los Monos Locos, que era un evidente trucaje.

¿Cómo es un día normal para usted?

Me levanto como a las once, reviso mi contestadora telefónica, mi buzón, mis emails, luego el biper, y veo si me mandaron algún telegrama. Reviso la prensa matutina, la prensa vespertina, vuelvo a revisar mis emails, la casilla de voz y el messenger. Entonces reviso el biper de emergencia. Llego al canal, donde reviso las diversas invitaciones que me llegan a diario y reviso el mail del canal, donde suelen escribirme los fans. Luego me reúno con Juanín, quien me lee todo lo que tengo que decir. Luego reviso los emails de otra gente y las carteras de algunas periodistas, hasta que comienza el programa. Al llegar a la casa reviso las alarmas y si alguien escribió algo en la pared que da a la calle. Luego me tomo un merecido descanso.

¿Es verdad que está peleado con Juan Carlos Bodoque?

Con Juan Carlos no podemos ser más amigos. Ni menos. El rumor malintencionado se generó sólo porque Juan Carlos no me pagó un dinero que yo le presté para ir a apostarle a Tormenta China, que es el caballo que se compró y nunca ha ganado nada. Además, me chocó el auto que le presté para ir a una fiesta de graduación, me tapó el baño en mi último cumpleaños, y me hizo un reportaje denuncia por tener un lagarto como mascota. Eso sin contar la vez que me dejó esperando afuera del cine para el estreno de "La pantufla rebelde" y cuando me acusó a los guardias municipales por no regar mi antejardín. Pero son cosas que se hacen los amigos, son bromas que no merman nuestra amistad.

¿Que opina de la televisión chilena?

Hay de todo acá. He visto cosas que me dan asco, otras que me dan vergüenza, pero también otras que me dan miedo. Yo no veo mucha televisión, prefiero los canales culturales como ése donde dan la lucha libre de Gorilas o ese otro donde muestran interesantes documentales sobre las grandes mansiones de los títeres millonarios.

¿A qué le atribuye el éxito de "31 Minutos"?

Se debe a que es un noticiero serio conducido por mí.

Usted es el conductor con más credibilidad del país..

Mario me dijo una vez: "la credibilidad es como un canario, hay que regarlo todos los días".

¿Lo han censurado en "31 Minutos"?

Yo no le llamaría censura. Le llamaría "Ajustes editoriales preventivos por cosas que nos dan miedito". Lo hacen todos los canales, tu diario también. Nosotros estamos aquí para informar con extrema libertad lo que el señor Manguera estime conveniente, pues él es el dueño del canal.

De un don nadie a un don todo

¿Es verdad que entrevistó a Ricardo Lagos y tuvo una exclusiva con Pinochet?

Ricardo me recibió en la puerta de la Moneda y hablamos por largos tres minutos sobre el inestable estado del tiempo. Recuerdo que esa tarde había sol y en la mañana habían caído unos goterones. Una entrevista memorable, que no olvidaré jamás. Con el general, la conversación fue algo más breve. Él estaba entrando al Hospital Militar por una urgencia estomacal y yo le grité unas cosas desde la vereda del frente. Él hizo un gesto de desagrado. Consulté con expertos, y me dijeron que técnicamente ésa era una entrevista, así que igual la cuento.

¿Por quién votó en las últimas elecciones?

Mijita, no sé si a usted le han dicho, pero el voto es secreto. Si yo revelera mis preferencias podría influir en el público y determinar así el resultado de una elección.

¿Qué opina de los escándalos de corrupción que afectan al país?

La corrupción está mal cuando se cae en un "corrupcionaje", donde cualquer pelafustán te cobra tanto por hacerte un favor. Yo no estoy de acuerdo con eso. A nosotros los periodistas, de vez en cuando nos regalan pasajes en primera clase, autos, dinero en efectivo o alhajas de mirra y oro, pero eso no es corrupción: eso es en reconocimiento por un trabajo comprometido con la verdad y con ciertos favores personales que están dentro del ámbito de lo privado.

¿Es peligrosa la profesión de periodista?

Sí, una vez me pasaron una corbata que no combinaba con el terno y casi me cause un verdadero bochorno. Otra vez no le pusieron azúcar a mi café. Quedé consternado.

¿Quienes son sus mentores?

Magdalena Azafrana, mi profesora de música. Richard Rojas, sapo que trabajaba de periodista policial en La Voz de Titirilquén, quién me dio muy buenos consejos, como no meterme en problemas. Y el señor Manguera, actual dueño del canal, que ha tenido inteligencia de no removerme de mi cargo.

¿Porqué no fué a la guerra de Salsacia?

Mira, yo les dije a los productores: "lo más fácil es que yo vaya y despache entre las balas. Démosle la oportunidad de que se fogueen a los cabros nuevos, como Jackson Aceituno, que lo hace estupendo". Yo tomé un papel mucho más arriesgado, que era el de coordinar y analizar todo desde acá.

¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones?

Les diría que no se precipitaran en sus decisiones y nunca le lleven la contra al jefe. Todo eso pueden leerlo en mi libro de consejos periodísticos "Tulio Triviño: de un don nadie a un don todo".