El Tren sin Destino |
Un día yo estaba en la estación de
ferrocarriles de Santiago en la mañana esperando el tren de las siete y
cuarto, había poca gente en grupos, unos parados, otros sentados, otros
corriendo para tener calor. A lo lejos se escucha un pitazo de llegada
venia el tren de vapor. Llega a la estación, los grupos se separaron, uno
de ellos era de un grupo de scout que iban de viaje a Valdivia a pasar el
día en el bosque. Todos subieron, el tren empezó a moverse, nos vamos
rumbo a Puerto Montt, el grupo de scout empezó a cantar su grito de lobo y
águilas, yo estaba mirando la ventana, el paisaje del viaje era hermoso.
Un caballero que le decían “el cojo” decía: “El tren no tiene destino, el
tren no tiene destino”, las personas se reían del pobre hombre cojo, llegó
uno de maquinaria a retirarlo del vagón de pasajeros. El cojo gritaba “el
tren no tiene destino. Van a morir...” Yo lo miré y me dio pena. En eso
los de scout vendían caramelos y bebidas, yo le pedí que viniera a
venderme Coca-Cola. Él vino y me dijo con cara de asustado: “¿Caliente o
helado?” Le dije que helado por favor. Ya, tome, 350 pesos, por favor,
gracias. Eso me dice el chico mientras yo disfrutando de la bebida. En la tarde el tren había parado en Talca para recibir mas pasajeros. Yo tuve que bajar para que limpiaran los vagones en eso, estaba viendo a un ladrón entrando en el tren, escondiéndose en el vagón de equipaje. Un niño llamado Juan fue a ver el ruido que producían los equipajes. Y no había nada, empezó a buscar, nada. Un hombre me avisó que habían limpiado el tren para los nuevos pasajeros, sonó el parlante y los motores del tren, avisando que se iba al sur. Había mucha gente y no como antes que estaba casi vacío. Una señora estaba al lado mío leyendo Caras y me preguntó si quería leer una revista. Le dije: “No gracias, señora, estoy viendo la tele”. Después nos dieron la once. Me dieron pan, lechuga, mantequilla, limón, torta y café. Parecía cena lo que iba a comer, estaba rico, sobre todo la torta. Pero no entiendo porque nos dieron lechuga, se habrán equivocado. Bueno, en la noche estaban dando Noche de Juegos, estaba entretenido. Mejor si lo mirabas acostado, porque cada recamara tenia su propia tele, pero a veces tenían que compartirlo de tres o dos personas, pero era entretenido compartir la amistad con la gente que no conoces. Un hombre gritó ¡A dormir! Era el guardia que cuidaba los pasillos del tren. Paso la noche, y ahora era la mañana. De desayuno me dieron café con pan tostado y hot-cakes, desayuno extremadamente rico. El tren se detuvo en un pueblo a echarle carbón. El tren empieza a moverse de nuevo, haciendo un ruido muy extraño, ya tomando velocidad el tren empieza a pitar, y al frente se ve un borracho, el tren trata de detenerse pero el borracho va corriendo frente a frente al tren, el tren frena en una cuesta, tan bruscamente que uno de los rieles se dobla y se sale. Pierde control se cae en un barranco, que se llamaba “El cojo”.
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