Salto alto
Salto alto | ||
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Artista | Ases Falsos | |
Ediciones | Juventud americana | |
Año | 2012 | |
Estreno en vivo | — | |
Duración | 5:32 | |
Compuesta por | Cristóbal Briceño | |
Letras | Cristóbal Briceño | |
Cantada por | Cristóbal Briceño |
Salto alto es el segundo tema del disco Juventud americana de Ases Falsos.
Letra
Aquel que nunca ha hecho nada quiere hacerme ver que todo es tan fácil de hacer, luego me ofrece una lata que le aceptaré y que me sabrá como la hiel. Es mi señal para irme de aquí a devolver tu observación al Mapocho. Miro al cielo desde el puente en dirección al nororiente, la virgen en luz artificial, y distingo a los canguros durmiendo tan lejos de su continente en el zoológico, que de lógico no tiene mucho, no, me debería ir a acostar. Salto alto, por sobre la baranda; me precipito, me recibe el río y su caudal. Y me arrastra la corriente y su furioso andar, tengo tanto miedo de morir. Surcando el oleaje voy a gran velocidad, con las horas me empiezo a cansar. Me voy, suavemente quedando dormido, mecido en el agua trivial. Salto alto, por sobre la baranda; me precipito, me recibe el río y su caudal. Y despierto, botado en la orilla, en un mundo que jamas imagine.
Referencias
La canción está ambientada en el barrio Bellavista de Santiago, y hace referencia a algunos puntos cercanos como el Zoológico Nacional, la imagen de la Vírgen María en la cumbre del cerro San Cristóbal y el río Mapocho.
En el sitio Zambombazo, Cristóbal Briceño habla un poco acerca de las historias detrás de la canción[1].
Vimos una imagen recurrente en «me arrastra la corriente» (en Salto alto) y «arrastrados al fondo del mar» (Pacífico). ¿Existen conexiones entre estos dos temas?
Mmhh, no, Salto alto trata sobre el agua dulce. La historia de esta canción es una tergiversación de la realidad que empieza con nuestras andanzas en el barrio Bellavista, que es un lugar de Santiago donde hemos tocado muchísimo estos últimos siete años. Es un barrio bastante perverso, ingenuo y al mismo tiempo vicioso. Luego especulo con una caída al río Mapocho, que cruza nuestra ciudad, y esa es una imagen que tenía hace tiempo en la cabeza, la de un borracho que cae al río, se desespera pero luego ve que no se ahoga, que el río lo recibe con cariño, entibiando sus aguas y haciéndolo dormir. Cuando despierta, lo hace en las costas de un mundo paradisíaco. Una cosa medio Gulliver, pero sin los enanitos.